Ahora, cada vez más familias, comunidades de vecinos y compañías apuestan por estas fórmulas, contribuyendo así con la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero originadas por el uso de combustibles fósiles para generar electricidad. Asimismo, esto les proporciona un considerable ahorro en sus facturas de electricidad.
Al día de hoy, la capacidad de generar de manera ecológica la energía eléctrica que consumimos en nuestros hogares y empresas es un hecho tangible y cada vez más accesible. Los avances tecnológicos en el ámbito de la energía solar han permitido que las instalaciones fotovoltaicas sean más eficientes, asequibles y fáciles de implementar. Esta evolución ha revolucionado la manera en que concebimos la producción y el consumo de energía.
La adaptabilidad de los componentes de una instalación fotovoltaica actual facilita su disposición en una amplia variedad de superficies, desde los tejados de casas particulares hasta edificios residenciales y comerciales, pasando por cubiertas de naves industriales, granjas, estaciones de servicio e incluso estructuras móviles. Esta versatilidad permite a particulares y empresas producir su propia electricidad de manera limpia, reduciendo su dependencia de fuentes convencionales y, por ende, su huella de carbono.
De allí, que ya no se limiten a formar parte de un enorme parque de generación para alimentar la red eléctrica convencional. Ahora, la generación distribuida es una realidad: cada vez son más los hogares y negocios que se convierten en pequeños centros productores de energía. Este modelo descentralizado no solo promueve la autosuficiencia energética, sino que también contribuye a estabilizar la red, reducir pérdidas por transporte y fomentar una mayor resiliencia ante fallos en el sistema eléctrico tradicional.
Además, muchas de estas instalaciones pueden integrarse con sistemas de almacenamiento, como baterías de litio, que permiten acumular el excedente de energía generado durante el día para su uso durante la noche o en momentos de baja radiación solar. Esta combinación de generación y almacenamiento optimiza el aprovechamiento de la energía solar y abre la puerta a un futuro más sostenible, donde la electricidad limpia esté al alcance de todos. Un elemento importante para esto es la informacion y conocimiento previo, ahora se mostraran los componentes de una instalacion fotovoltaica:
Son el componente más visible de una instalación. Están formados por células solares, normalmente de silicio, que convierten la luz solar en electricidad de corriente continua (CC) mediante el efecto fotovoltaico.
Tipos comunes:
Convierte la corriente continua (CC) generada por los paneles en corriente alterna (CA), que es la utilizada por la mayoría de los electrodomésticos y redes eléctricas.
Tipos de inversores segun la instalacion:
Sostiene y orienta los paneles solares. Debe ser robusta, resistente al clima y diseñada para optimizar la captación solar.
Tipos:
Consiste en baterías que almacenan el exceso de energía producido para usarlo cuando no hay sol (por la noche o en días nublados).
Tipos comunes de baterias:
Controla la carga y descarga de las baterías para evitar sobrecargas o descargas profundas que puedan dañarlas.
Mide la electricidad que se consume de la red y la que se inyecta a ella desde los paneles solares, lo que permite llevar un control del balance energético y acceder a programas de compensación por excedentes.
Conectan todos los componentes de forma segura y eficiente. Incluyen:
Permite seguir en tiempo real el rendimiento de la instalación, detectar fallos o averías y analizar el ahorro energético.
Hanlet Fernando Matos Almanzar estudiante de Ingenieria en Electronica y Comunicaciones del Instituto Tecnologico de Santo Domingo (INTEC) desde el mes de noviembre del año 2024 cursando actualmente mi tercer trimestre.
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